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domingo, 21 de abril de 2013

Primer Golpe: La intercambiabilidad


Que la Vera Cruz regrese al Jueves Santo no es una aspiración de la centenaria cofradía pero si un día se lo plantean seguro que se lo pensarán. Imagínenla llegando a la Catedral después de Pasión, en el tránsito del Jueves Santo a la Madrugada, colocada en uno los lugares de gala de la Semana Santa de Sevilla. Un par de generaciones o tres creerá que esto de que una cofradía cambie de día debe ser un anatema, o una herejía. Pero no ha sido así a lo largo de la historia. Cambiar de sitio como de lugar ha sido un lugar común y también fuente de conflictos. Sin ir mucho más allá, en el 56, al crearse el Sábado Santo, La Trinidad dejó el Jueves y la Soledad el Viernes para sumarse al nuevo día; en el XIX y a principios del XX una cofradía pasaba de un día a otro sin que se rasgara el velo del templo.  El Museo también se fue de la noche del Viernes «prime time» para crear el Lunes Santo allá por 1923. 
 
El martes 2 de mayo, la revista Pasión en Sevilla va a plantear un debate por si por ahí pudieran venir las soluciones a los problemas endémicos e irresolubles que padecen jornadas como el Lunes, Martes y Miércoles Santo, especialmente las dos últimas. Qué pasaría si para arreglar los conflictos de coincidencias de itinerarios y bloqueos, una hermandad del martes se intercambiara con otra del miércoles. Y quien habla de una habla de dos. La Semana Santa de nuestros días, su organización, es ultraconservadora respecto al pasado reciente y lejano. Hay hermandades que se han peleado no hace mucho por pasar o dejar de pasar por una calle. Y si bien la geografía urbana también forma parte de la memoria de las cofradías, no son lo fundamental sino lo accesorio.
La expresión es más fea que un sayón del paso de Los Caballos pero ahí está para que comience el debate; el debate de la intercambiabilidad. 

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