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martes, 17 de diciembre de 2013

El origen de la Esperanza



 La Esperanza Macarena en el besamanos de 2013 / M.J. R. Rechi

De la mítica Pan dora (“la que tiene todos los dones”) a la imagen de la virtud teológica de la Esperanza, sólo habría un paso. Un paso de siglos. Aunque las fuentes documentales no sean coincidentes, parece que a fines del siglo VI se remonta el origen de una oración que anunciaba la llegada de la Navidad, unas plegarias también conocidas como el rezo de las Oes. La explicación a su nombre estaba en el inicio de cada antífona rezada en la Liturgia de las Horas: O Sabiduría, O Vara de Jesé, O llave de David, O Rey de las Naciones, O Enmanuel... El rezo daría título a la más hermosa advocación, la de la fiesta de la Expectación, de la Esperanza o de la O.

Fe, Esperanza y Caridad. Virtudes teologales infundidas directamente por Dios y que fueron asentadas en la Edad Media por los Padres de la Iglesia, una nueva adaptación del antiguo concepto clásico de la virtud que lucha contra los males y los vicios que se convertiría en la base de la ética cristiana, junto a las llamadas virtudes cardinales (Fortaleza, Prudencia, Templanza y Justicia). La definitiva vuelta de tuerca sería la conversión de la virtud, con sus símbolos del ancla y del verde y las flores que preludian el nacimiento del fruto futuro, en la advocación más simbólica de la Virgen: María como modelo de espera en su gestación, una festividad titulada como Expectación del Parto o de la O que sería refrendada por Gregorio XIII en 1573. En aquel momento, la representación de la Virgen expectante ya tenía precedentes en Sevilla. Una miniatura del siglo XVI en un libro cantoral de la Catedral muestra a María en un trono gótico mientras sostiene una filacteria en la que se leen las primeras palabras del Salmo XXXIX: Exspectans Exspectavi Dominun… (“Aguardando aguardé al Señor”), en una representación que incluye elementos propios del Apocalipsis, como la media luna y un dragón que representa el Limbo donde los Justos del Antiguo Testamento esperan su redención por el Mesías. En el vientre lleva una embrionaria figura del Niño Jesús, gráfica representación del embarazo de la Virgen, en un disco solar que sería representado en otras imágenes posteriores.

Sin duda la más conocida es la Esperanza de San Martín, talla del siglo XVI muy reformada con posterioridad por Castillo Lastrucci, que fue titular de un desaparecido hospital titulado de la Expectación o de la O en el sitio de la antigua Correduría, junto a la Alameda. De ahí le viene el hermoso calificativo de Esperanza Divina Enfermera. Tuvo cofradía de tipo gremial, la de los pellejeros, y concitó la devoción de la nobleza de la ciudad, en especial de las mujeres embarazadas. Fue gran devoto suyo Diego Ortiz de Zúñiga, uno de los primeros historiadores de la ciudad, que dispuso ser enterrado a los pies de su altar, colocando su símbolo, el ancla de la esperanza, en la portada de sus conocidos Anales.

Similares características debió presentar la Virgen de la Esperanza de la iglesia de Santiago, cercana en sus formas al taller de Roque Balduque, imaginero de origen flamenco que trabajó en la Sevilla de mediados del siglo XVI creando imágenes de la Virgen que serían copiadas durante décadas. Al igual que otras muchas tallas de gloria, fue alterada notablemente en el siglo XVIII para ser vestida con ropas naturales, aunque su fisonomía conserva los rasgos originales del tardorrenacimiento escultórico sevillano. Completaría este recorrido la Virgen de la Expectación de la iglesia de Santiago de Castilleja de la Cuesta, obra en madera policromada ya de comienzos del siglo XVII que muestra a la Virgen arrodillada y con un hueco en el vientre en el que se le colocaba una pequeña imagen del Niño Jesús, conservando, afortunadamente, la policromía y la talla original. Suele portar una cinta que se presta a las mujeres en sus partos.

La Esperanza de Triana en el besamanos 2013 / M. J. R. Rechi
La Esperanza de Triana en el besamanos 2013 / M. J. R. Rechi

La advocación de la Esperanza en las cofradías penitenciales hay que buscarla en corporaciones de gloria. Posiblemente la más antigua sea la hermandad trianera de la Esperanza, vinculada al gremio de los marineros o mareantes, fundada en el desaparecido convento del Espíritu Santo y que debió existir ya en torno a 1530-40, aunque algunas fuentes incluso remontan su origen al siglo anterior. A finales del siglo XVI se vio envuelta en un pleito con la cofradía de la Vera Cruz por uno de esos temas de importancia en las cofradía: el uso del color verde en sus cirios, prerrogativa exclusiva de la histórica hermandad del convento de San Francisco. En 1599 el Provisor daría la razón a la hermandad franciscana aunque se desconoce el efecto posterior de la sentencia. Sí es conocida que la fusión de la hermandad de la Esperanza con la de las Tres Caídas y con la de San Juan daría lugar a la actual hermandad de la Madrugada.

La Esperanza de la Trinidad
La Esperanza de la Trinidad

Orígenes históricos pero con la advocación de la Esperanza en un segundo plano. También a mediados del siglo XVI existía ya la hermandad de la Esperanza Trinitaria, aunque el título empleado hiciera alusión a la iconografía de la Pasión: las Cinco Llagas. La advocación de la Esperanza seguía manteniendo un carácter de gloria del que no se desprenderían la mayoría de las corporaciones hasta comienzos del siglo XVII. En 1566 serían aprobadas por el Provisor del Arzobispado la regla de gobierno de la hermandad de la O, otro caso de convivencia entre la hermandad hospitalaria (titulada de Santa Brígida) y la dedicada a la advocación de la O, con reglas ratificadas en 1589 en las que se establecían los cultos a Santa Brígida y a las Santa Justa y Rufina en convivencia con el carácter penitencial, culminado con la procesión de la noche del Jueves Santo y de la mañana del Domingo de Resurrección. Otro caso ilustrativo es el de la hermandad de la Macarena. La Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, con reglas aprobadas por el provisor del Arzobispado el 24 de noviembre de 1595, fue fundada en el convento de San Basilio, en la calle Relator, en una congregación hospitalaria cuyos fines principales eran la asistencia a los enfermos, la caridad activa y diversas prácticas penitenciales como el rezo de rodillas los lunes miércoles y viernes. Habría que esperar a la tercera década del siglo XVII para que el carácter penitencial privado pasara a ser público, con la salida procesional el Viernes Santo. Tras el muñidor con la campanilla, la cruz de guía, las mujeres con vela, los hermanos de luz y las trompetas destempladas, procesionaría un Crucificado al que seguirían los nazarenos penitentes que precedían a la Esperanza, enlutada según el canon estético de la época: el verde que podían mostrar las imágenes de gloria no llegaba todavía a las imágenes penitenciales. El color de la primavera, de la vegetación, del renacimiento, la palabra latina “viride”, (fresco o floreciente), todavía no cuadraba con el carácter penitencial de la Pasión. Algo similar ocurría con los títulos, ya que durante el siglo XVII siguieron empleándose los alusivos a la escena pasionista en detrimento de la advocación de la Esperanza: las Cinco Llagas, la Injusta Sentencia de Nuestro Señor Jesucristo o las Tres Caídas de Nuestro Señor.

La Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque, en el besamanos de 2013 / Rechi
La Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque, en el besamanos de 2013 / Rechi

A lo largo del siglo XVIII y especialmente en el siglo XIX se acabaría imponiendo la advocación de la Esperanza. Las aportaciones románticas de Astorga (Trinidad, Esperanza de Triana), los atrevimientos de Rodríguez Ojeda (el empleo del verde en las Dolorosas) y nuevas creaciones (Gracia y Esperanza de San Roque) conformarían la actual imagen de la Esperanza en nuestra ciudad. Una vez más, la penitencia triunfando sobre la gloria. Un larga historia que pasa por la mítica hija de Hefestos, por la imagen de Eva, por el ancla de la virtud teologal, por la mujer apocalíptica embarazada y revestida de sol, por el verde del renacer a la vida y por la expectación ante el Tiempo Nuevo que ha de venir. Todo pasa y todo queda. En la caja de Pandora sevillana queda la Esperanza. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Los últimos cierres por peligro de derrumbe en los templos de Sevilla

El cierre de la parroquia de San Roque engrosa la lista de templos clausurados en los últimos años en Sevilla. El informe técnico sobre el estado de conservación de este edificio ha obligado al Arzobispado a dictar el cierre urgente, al encontrarse en un estado límite de agotamiento.
Teniendo en cuenta los precedentes con otros templos como San Román, San Andrés, San Vicente, San Isidoro, San Julián o la propia Santa Catalina, el pesimismo cundió ayer al conocer la noticia.
Estos templos estuvieron clausurados durante lustros. No obstante, no ocurrió lo mismo con el del Salvador (cinco años), Santa María la Blanca (dos años) o la capilla del Dulce Nombre de Jesús (dos años) que, siendo intervenciones de gran calado, tuvieron una menor duración.

San Julián
Casi cinco años quedó cerrada la parroquia de San Julián, del 17 de julio de 1989 al 16 de septiembre de 1994. Y eso que era un proyecto previsto de unos cinco meses de duración, y que se trataba de la tercera gran restauración en la segunda mitad del siglo XX, incluido dentro de los terribles sucesos acaecidos en 1932.
La Hiniesta, entonces, se vio obligada a realizar la estación de penitencia desde la iglesia de Santa Marina, mientras que recibió culto en la iglesia de San Hermenegildo. En 1993, sí pudo hacer la salida desde su sede, a la que no volvería hasta 1994.
La del Rosario de San Julián, por su parte, permaneció en la capilla de los Dolores de los Servitas, donde hizo la salida excepto en 1993, cuando salió también de San Julián.

San Andrés
Más de una década clausurado, comprendida entre 1990 a 1999. Se desprendió una viga en el techo y, hasta pasados cuatro años, en 1994, no se iniciaron las obras. En 1996, aparecieron restos arqueológicos y frescos de Valdés Leal, lo que obligó a alterar el proyecto de remodelación.
La hermandad de Santa Marta recibió culto y realizó la estación de penitencia desde la cercana iglesia de San Martín.

San Isidoro
Similar situación fue la de este templo a la de San Andrés. La iglesia de San Isidoro por aquel entonces, se restauró durante un periodo de siete años, del 16 de junio de 1983 hasta el 15 de diciembre de 1990. Una viga se desprendió de la zona central cayendo sobre un reclinatorio que fue utilizado por una mujer pocos minutos antes en la misa.
Posteriormente, se descubrió que los vicios de la estructura estaban originados por la inestabilidad producida en el subsuelo.
La hermandad de San Isidoro se marchó a la Anunciación. Por otro lado, la Virgen de la Salud, permaneció en la casa de hermandad de San Isidoro. En 1986, salió desde San Alberto y, en 1987, desde el Salvador. Hasta la reapertura de San Isidoro salió desde la Anunciación.

San Román
Del 4 de abril de 1994 al 18 de septiembre de 2004, al finalizar la salida de la hermandad de los Gitanos, quedaba cerrada al culto hasta casi diez años después. La restauración integral consistió en las cubiertas, artesonado, bóvedas, forjados, muros, arcos y construcciones anexas a la parroquia en la calle Enladrillada; además de la reubicación de retablos del Hogar Virgen de los Reyes, el del altar Mayor o los dos de la Capilla Sacramental.
Los Gitanos no regresó a San Román. Permaneció entre los Terceros y Santa Catalina hasta residir en el antiguo templo del Valle, hoy Santuario del Señor de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.

San Vicente
Iglesia de Santa Catalina / ABC DE SEVILLADurante una eucaristía, el florón cayó en el presbiterio, lo que obligó al cierre inmediato. Un informe detalló posteriormente el mal estado de las cubiertas parroquia, cuyas obras duraron desde 1997 al 2003.
Las Penas se trasladó a San Isidoro y las Siete Palabras a la capilla del Dulce Nombre de Jesús de la Vera Cruz, y para el Miércoles Santo, utilizaron la iglesia de la Misericordia.
 

Santa Catalina
Desde el 3 de junio de 2006, algo más de ocho años, lleva cerrada al culto la parroquia de Santa Catalina por el mal estado de conservación en el que se encuentra. Después de tanta incertidumbre, todo parece que en 2014, comenzarán las obras.
Desde entonces, la hermandad de la Exaltación reside en la parroquia de San Román, al igual que del Carmen y Rosario y Santa Lucía, pero efectuando la salida el Jueves Santo desde la iglesia de los Terceros.

El Salvador
Quizás sea la iglesia cerrada por una restauración que necesitó las obras de mayor envergadura, y con el menor tiempo de duración.
Cinco años de obras, desde 2003 a 2008, y el 2 de marzo de ese año, se reabrió al culto después de finalizar una restauración integral al desprenderse en una pequeña parte de las cubiertas.
La hermandad del Amor quedó establecida en la iglesia de la Anunciación. Pasión se asentó en la iglesia de la Misericordia, aunque no siempre salió desde allí, ya que en 2003 lo hizo desde San Hermenegildo.

Santa María la Blanca
En la actualidad, Santa María la Blanca ha sido intervenida de forma integral en tan solo veinte meses. Fue abierta al culto el 25 de enero de 2013. Dos fases de intervención, en las cubiertas, espadaña y la sustitución de solería, zócalos de azulejos y las humedades quedando pendiente en la limpieza y arreglo de yeserías, pinturas murales de los paramentos, arcos y la iluminación artística.
La hermandad de las Nieves, se exilió en San Nicolás de Bari, donde residió durante el tiempo que duró la restauración.

Dulce Nombre de Jesús
También tuvieron que echar el cierre templos mantenidos por las hermandades como la capilla del Dulce Nombre de Jesús, sede de la Vera Cruz. Por reformas en el interior y exterior del edificio, los titulares permanecieron desde finales de noviembre de 2005 hasta el 29 de junio de 2007 en la Iglesia de Santa Rosalía.
  




jueves, 28 de noviembre de 2013

Una restauración envuelta en la polémica

Los hermanos de la Trinidad estamos plenamente satisfechos con el resultado de la restauración de la Virgen de la Concepción. A la imagen se le ha practicado simple y exclusivamente una limpieza, sin más. Las redes sociales son gratis y la gente está muy aburrida. Ojalá todos los que están enjuiciando esta restauración hubieran ido a ver a la Virgen el pasado viernes. En la hermandad, le puedo asegurar, no hay ningún tipo de revuelo”. Así de categórico se mostró ayer el hermano mayor de La Trinidad, Juan Manuel Piñas, al ser preguntado sobre la polémica que ha suscitado en las redes sociales el evidente contraste que existe entre el antes y el después de la estancia en las instalaciones del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) de esta dolorosa que forma parte del misterio de las Cinco Llagas de la cofradía del Sábado Santo.
El pasado viernes, la Virgen de la Concepción, obra tallada en 1956 por Antonio Bidón Villar, era repuesta al culto en la Basílica de María Auxiliadora tras ser sometida durante algo más de cuatro meses a un proceso de restauración que ha sido dirigido por David Triguero, un especialista del Instituto del Patrimonio, organismo dependiente de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, entre cuyos últimos trabajos se encuentra también la alabada intervención sobre la imagen del Niño Jesús de la Sacramental del Sagrario, obra de Martínez Montañés, que porcesiona en el Corpus.
El hermano mayor trinitario aclara que la hermandad está “super agradecida al Instituto no sólo por cómo han trabajado sino por cómo nos han atendido”. La intervención sobre la imagen ha consistido exclusivamente en una limpieza de los numerosos repintes que ocultaban su policromía original, que se ha recuperado casi en su totalidad, especialmente en la zona de labios y dientes. “A la Virgen no se le ha hecho más que una limpieza. El protocolo que sigue el Instituto en estos casos es muy minucioso y hasta para cambiar una puntilla te consultan”, señala Piñas, quien insiste en que “la fisonomía de la Virgen no ha cambiado para nada”.
El máximo mandatario de la corporación explica que la imagen acumulaba “mucha suciedad para el poco tiempo que tenía” y reitera que el trabajo del restaurador ha sido muy escrupuloso. “A la hora de afrontar la limpieza de los ojos, por ejemplo, se le han montado las mismas lágrimas y los mismos ojos. La Virgen tenía unas pestañas pintadas por la parte de abajo y se han repasado.”
No obstante, Piñas admite que “no estamos acostumbrados a verla así” y que esa apariencia “más brillante que ahora presenta la imagen se irá atenuando con el paso del tiempo. Es lógico que al principio choque un poquito”, reconoce.
Sobre el revuelo originado en las redes sociales, el hermano mayor estima que “las fotos que se han colgado en internet son muy malintencionadas”, por lo que anima a todos los que están opinando sin otro referente que el de esas fotografías a que acudan el 8 de diciembre a su besamanos y valoren la restauración a posteriori. La restauración de esta dolorosa ha vuelto a poner sobre la mesa el viejo debate sobre cuál debe ser el alcance de las intervenciones de limpieza sobre las imágenes devocionales. Hay especialistas que apuestan por aplicar sin anestesia los criterios internacionales de restauración y los hay, por contra, que defienden una limpieza “controlada” para no borrar la “pátina devocional”.

Virgen_Concepcion

lunes, 25 de noviembre de 2013

700 mujeres muertas por violencia de género en la última década


Un total de 700 mujeres han sido asesinadas en España en la última década por otros tantos hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental. Es el resultado estadístico de una media de setenta homicidios cada año, desde que en 2003 se empezaran a contar los crímenes con vistas a la aprobación, un año más tarde, de la Ley de medidas de prteccion integral Contra la violencia de genero.
Aunque la Delegación Especial del Gobierno para la lucha contra la Violencia de Género, creada con la citada ley, es el organismo que se encarga de la recopilación de los datos, son tradicionalmente las organizaciones de mujeres quienes han venido poniendo nombres y apellidos a una realidad que, según el Centro de Investigaciones Sociológicas, padecen más de 600.000 mujeres cada año en España, aunque menos de la cuarta parte se decidan a contarlo.
Este era el caso de Yaneth, arrojada desde un segundo piso por el que era su novio en la localidad malagueña de Fuengirola el 7 de enero de 2003. Fue la primera en una estadística poblada de historias de mujeres cuyo único rasgo en común es precisamente su condición femenina. Ella tenía 28 años, era extranjera. La mujeres asesinadas en la localidad conquense de Villanueva de la Jara, la última en ingresar en la estadística, era española, rondaba los 40 y tenía dos hijos pequeños.
Aquel año se cerró con 71 mujeres muertas, de las que 62 eran españolas. La más joven tenía menos de 17 años y el grupo más amplio, 27 mujeres, eran treintañeras. No obstante, murieron 15 mujeres que contaban entre 41 y 50 y otras siete que, como Encarnación, octogenaria asesinada por su marido a finales de enero, tenían más de 64. En más de la mitad de los casos seguían manteniendo una relación de pareja con el hombre que las maltrataba.

No hay un perfil único

Todos los expertos coinciden en destacar que no hay un perfil único de víctima de violencia de género. En estas 700 mujeres hay inmigrantes sin red social de apoyo en España, mujeres rurales y mujeres (se estima que más de un 14%) con alguna discapacidad. Pero también hay tituladas superiores, candidatas de partidos políticos, estudiantes y empresarias atrapadas en el mismo círculo vicioso.
Según los datos del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género adscrito al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en España se registran cada año unas 140.000 denuncias por delitos o faltas relacionadas con la violencia machista y el grueso de las sentencias en los juicios que se generan en consecuencia son condenatorias.
En 2003 la estadística oficial no desgranaba el porcentaje de mujeres asesinadas en crímenes de violencia de género que habían dado en algún momento la voz de alarma. El dato se incorporó en 2006, dejando ver que en menos de la cuarta parte de los casos constaban denuncias previas contra los agresores. Aquel año murieron 68 mujeres, de las que 22 sí habían pedido ayuda a las autoridades.
De toda la serie de datos, el que registra la menor cifra de asesinatos es 2012, cuando se produjeron 52 homicidios de este tipo. En 2009 se habían contado 56 y, en 2005, un total de 57. Son las tres excepciones, los únicos tres años de la década en los que la violencia machista se ha cobrado menos de sesenta vidas en España.
En lo que va de año se cuentan 42, aunque podrían ser 46, porque la Delegación del Gobierno mantiene cuatro casos en investigación ocurridos en Ourense, Asturias, Zamora y Zaragoza durante los últimos meses, en espera de que se esclarezca si las muertes se ajustan o no a las particularidades de la violencia de género.

37 niños huérfanos

Desde hace unos meses, el recuento incluye además a los hijos menores de edad que los maltratadores dejaron huérfanos o que pasaron a engrosar el recuento de víctimas mortales. Según la ya citada encuesta del CIS, al menos 840.000 niños y niñas padecen en España la violencia machista que se ejerce sobre sus madres y más de medio millón son maltratados directamente.
El hombre que ha asesinado a una mujer en Cuenca este fin de semana ha dejado sin madre a dos niños de seis y 11 años. Sólo en lo que va de año 37 se han quedado huérfanos por esta misma razón.

  • Diez años de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género
  • Cada año se registran unas 140.000 denuncias por delitos o faltas de violencia machista
  • 2012 es el mejor año de toda la serie a pesar de sumar 52 homicidios
  • 840.000 niños padecen esta violencia y en lo que va de año 37 han quedado huérfanos 

 

martes, 19 de noviembre de 2013

El Cristo de la Expiración del Museo presidirá el Vía Crucis 2014







El crucificado del Santísimo Cristo de la Expiración de la hermandad del Museo ha sido la imagen elegida por la Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla para presidir el Vía Crucis de las Cofradías de la ciudad de 2014, que se celebra en la Santa Iglesia Catedral.
 Este culto de las hermandades hispaneses tendrá lugar, como es habitual, el primer lunes de cuaresma. Este año se desarrollará el 10 de marzo.
 A las diez y cuarto de la noche se dió oficialidad a este acuerdo que ha sido tomado por los cargos generales del Consejo y los consejeros de penitencia de esta institución. Tras la elección fue ratificado por el resto del Consejo.
 No era una de las imágenes que entraban en los pronósticos de esta elección. De la jornada del Lunes Santo ya han presidido este piadoso culto otras cinco imágenes cristíferas: Cristo de Vera Cruz (1982), Cristo de la Caridad de Santa Marta (1984), Cautivo de Santa Genoveva (1993), Señor de las Penas de San Vicente (2004) y Soberano Poder ante Caifás (2011) 

Ya que lo han elegido vamos a hablar un poquito de esta hermanda y sus origenes 

 Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Aguas

FUNDACIÓN: 1575
IMÁGENES: El Cristo es de Marcos Cabrera (1575). Virgen de Cristóbal Ramos (1772), restaurada por Sebastián Santos en 1962.
HERMANOS: 3.100
HERMANO MAYOR: Alfonso Gentil.
NAZARENOS: 1.000
CAPATACES: Alfonso Morillo y José Manuel Valenzuela.
COSTALEROS: 35-30
DURACION: Tarda en pasar 45 mins aprox.
TÚNICAS: Negras, de cola, en el Cristo y túnica y antifaz negros, con capa blanca, en la Virgen.
MÚSICA: Ntra. Sra. de la Oliva de Salteras en el paso de Palio.
ESTRENOS 2013: Restauración del Cristo de la Expiración por parte del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, a lo largo de varios meses, para devolverle su aspecto estético de finales del Siglo XIX que habia quedado oculto bajo dos capas de barnices aplicadas en intervenciones recientes. Nuevo monte para el Crucificado.
LUGARES DESTACADOS: Plaza del Museo a su salida. Su paso por el andén del Ayuntamiento donde a la Virgen le tocan “Amargura”.Su regreso por Alfonso XII.
OBSERVACIONES: La Virgen de las Aguas sorprende cada año por el exorno floral de Javier Grado. La imagen del Crucificado refleja la Expiración de Jesús. Destacables son, asimismo, los bordados del palio de malla. La Virgen es la patrona de Emasesa. La Virgen no lleva corona, sino una diadema con una cruz. La imagen del Cristo está realizada con una pasta especial de una composición desconocida, utilizada por los indios aztecas.Llama la atención el alto número de monaguillos que saca esta cofradía.
 DATOS HISTORICOS: La Hermandad fue fundada por el gremio de plateros, en la Parroquia de San Andrés, en 1575.
En 1577 se traslada al Convento de la Merced, cuya comunidad cede una capilla a la cofradía situada en el claustro.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Hermandad de la amargura




 Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes, María Santísima de la Amargura Coronada, San Juan Evangelista y Santa Ángela de la Cruz.

Iglesia de San Juan de la Palma (Plaza de San Juan de la Palma).
2 pasos (Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes y Virgen de la Amargura)
FUNDACIÓN: 1696
IMÁGENES: Señor es obra de Pedro Roldán (1697). Misterio de Manuel Gabella  sobre proyecto de Cayetano González (1939). La Virgen se atribuye al círculo de Roldán (1700). San Juan, es de Hita del Castillo (1760).
NAZARENOS: 1000
HERMANOS: 3.200
HERMANO MAYOR: José Luis del Pueyo.
CAPATACES: Manuel Villanueva y Alejandro Ollero.
COSTALEROS: 45-30
DURACIÓN: Tarda en pasar 35 minutos.
TÚNICAS: Blancas, de cola, con la Cruz de San Juan en el pecho y cinturón de esparto.
MÚSICA: Banda Santísimo Cristo de las Tres Caídas en el Misterio y Ntra. Sra. Del Águila de Alcalá de Guadaira en el Palio.

ESTRENOS 2013: Este año se ha pasado a tisú nuevo la túnica persa del Señor en los Talleres de Santa Bárbara, obra de Carrasquilla Rodríguez (1951). El Señor no sale con esta túnica de Guillermo Carrasquilla desde 2006. Ha sido nombrada “Hermana de Honor” de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de San Juan de la Palma. A través del Fondo Santa Ángela de la Cruz, la hermandad ha colaborado este añu con un proyecto para personas mayores del centro y con un programa de atención a la infancia en Malawi.

OBSERVACIONES: El paso de Palio es uno de los más completos y equilibrados de la Semana Santa. Otro detalle que también merece cierta atención es el rosario hecho en madera que lleva prendido en su saya la imagen de la Virgen, se trata de un homenaje al recuerdo de la Madre María de la Purísima. Santa Ángela de la Cruz era devota de la Virgen

LUGAR DESTACADO: Convento de Santa Ángela de la Cruz donde sus monjas le cantan a su Virgen despertando la emoción a todos los presentes. Otro lugar destacado es por la calle Europa.

DATOS HISTORICOS: Se funda a finales del siglo XVII en la Iglesia de San Julián por antiguos hermanos de la Hiniesta, hermandad entonces extinguida. Reside en San Juan de la Palma desde 1724.

 



¿Quién hizo la Macarena?

¿Quién hizo la Macarena? ¿Qué manos tallaron a la Esperanza más universal? ¿De dónde vino ese rostro de dolor amortiguado que se escapa de su paso perfecto en la Madrugá? ¿Quién pudo tallar una faz que se muda con la luz y las horas? La autoría de una de las imágenes más veneradas dentro y fuera de los muros
de Sevilla sigue siendo una incógnita sin resolver por todos los tratadistas e historiadores que se han ocupado del tema, una Gioconda pasionista que esconde uno de los más hermosos enigmas de la Semana Santa de Sevilla. De  Montañés a Montes de Oca, de Mesa a Blas Molner, todas las atribuciones –más o menos afortunadas– han tenido cabida en este rompecabezas de autorías para intentar desenmarañar el enigma.
Pero este misterio podría encerrar una clave oculta, según la aportación del imaginero Luis Álvarez Duarte, en la aún desconocida relación entre el frondoso taller de Pedro Roldán y el escultor utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón, autor de ese cristo monumental, El Cachorro, que cierra el mejor catálogo de los grandes crucificados del primer Barroco. En cualquier caso, ningún documento acredita la mano o taller que alumbró esta imagen enigmática que sigue dándonos pistas aquí y allí, revelándonos parecidos, gestos, improntas y parentescos en otras esculturas devocionales y en figuras secundarias sin que, a ciencia cierta, seamos capaces de adscribirla con plena seguridad a la firma definitiva.
Podemos encontrar rescoldos de su suspiro en la Dolorosa del impresionante grupo del Descendimiento del actual retablo de la parroquia del Sagrario de la Catedral, que fue contratado por el taller de Pedro Roldán para la hermandad de los Vizcaínos en la perdida Casa Grande de los franciscanos que se levantaba en lo que hoy es Plaza Nueva. Hallamos retazos de su gesto en la Piedad de Santa Marina, también en las imágenes secundarias que la acompañan en el misterio de la Mortaja o un parecido asombroso y revelador en otras imágenes más lejanas como los Nazarenos de La Algaba y de la localidad gaditana de San Fernando, que tampoco están documentados. Pero cuando creemos atrapar su personalidad en otro rostro, cuando sentimos la certeza de tenerla en nuestra mano, vuelve a escapar y a sembrar interrogantes; a abrir nuevos caminos, otras sendas para una investigación que, al final, siempre acaba rondando el entorno de uno de los talleres más prolíficos de la segunda mitad del Siglo de Oro.
Dejando al margen las teorías más valientes o menos fundamentadas que la acercan a otras gubias, esta espiral cada vez más enroscada conduce una y otra vez al inmenso taller de Pedro Roldán. Todo gira en torno a esta figura fundamental que no ha sido del todo valorada por la Historia del Arte y sucede en fama a Martínez Montañés revisando el naturalismo de la primera mitad de la centuria en favor de un impresionismo escultórico que va a tener extraordinaria difusión hasta rozar la fabricación en serie de ciertos modelos. En cualquier caso, y a pesar de su evidente cercanía física y estilística, ya quedó hace tiempo atrás la dudosa atribución a la Roldana, la hija del maestro, reforzada por el prestigio de la figura totémica de José Hernández Díaz y esa tendencia a repetir una y otra vez teorías estereotipadas que acaban cobrando carta de naturaleza a fuerza de ser reproducidas hasta la saciedad en todo tipo de publicaciones. Historiadores contemporáneos y especialistas como el profesor José Roda Peña ya se han encargado de desandar ese camino y refuerzan el entorno del taller de Roldán descartando la mano de su famosa hija Luisa. Nombres como el de Hita del Castillo, Montes de Oca y hasta el de Duque Cornejo, por no hablar de teorías más aventuradas que la acercan a Juan de Mesa, han sonado para poner firma al milagro. Pero siempre quedan algunos cabos sueltos, pistas que van y vienen, sin olvidar que Roldán tuvo otras hijas escultoras de las que se ha hablado muy poco.
Pero, ¿qué tiene que ver Ruiz Gijón en todo esto? ¿cuáles fueron los vínculos reales entre el autor del Cachorro y el inmenso círculo de Pedro Roldán? Esos hilos desaparecidos nos pondrían en el camino definitivo para desentrañar parte del misterio que rodea la hechura de una imagen que no se puede separar de la órbita de la inmensa factoría artística de Roldán. Pero la pregunta del millón es saber de quién fue la mano concreta que obró una imagen destinada a convertirse en un icono universal. ¿Sería un simple oficial más o menos aventajado? ¿Es la obra premonitoria de un aprendiz que acabaría convirtiéndose en un gran maestro? ¿Es el hallazgo casual de un escultor oscuro y hoy olvidado? Las imperfecciones anatómicas, la mirada ligeramente estrábica y los extraños errores de simetría parecen apoyar alguna de estas opciones aunque se han aliado con el tiempo para dotar a la Esperanza de esa personalidad intrasferible que la distingue de todas las dolorosas. Y de esa excepcionalidad nace un misterio apuntalado por la escasa estima artística y económica que se tenía en aquella época por las imágenes de vestir, un desafecto que casi ha llegado a nuestros días y que explicaría en parte las dificultades para documentar a la mayoría de las dolorosas de aquella época. No hay que olvidar que, en pleno siglo XX, uno de los primeros escollos que se encontró la coronación canónica de Nuestra Señora de la Esperanza fue su condición de imagen de candelero.
Pero hay que volver al siglo XVII: ese escaso aprecio por una imagen de vestir –hoy plenamente superado– que se limita al tallado de mascarilla y manos podría explicar el tibio interés por documentar el contrato de su hechura o acreditar una autoría que sí encontraba fama y prestigio en los retos profesionales que suponían las imágenes de bulto con ropajes estofados, los programas iconográficos de los grandes retablos y los monumentales crucificados. Tal y como apostilla el propio Álvarez Duarte, “artísticamente no se les prestaba la misma atención que a una talla completa o una figura como el Cirineo de San Isidoro. Una virgen de candelero no se tenía demasiado en cuenta para la valía de un escultor”.
Llegados a este punto, para Luis Álvarez Duarte no hay ninguna duda y esboza una teoría que, lejos de restar, se suma a esta intensa órbita que rodea con fuerza el inmenso y prolífico taller de Pedro Roldán, a sus vínculos evidentes con la obra de Antonio Ruiz Gijón: “Yo lo tengo muy claro: el mismo que ha tallado El Cachorro ha tallado la Macarena. Me resistía a hablar de esta atribución pero lo veía cada vez con mayor certeza y decidí tirarme a la piscina. No se trata de buscar semejanzas sino de encontrar el mismo corte de la gubia, el mismo sentido del oficio, la impronta del imaginero, ciertos golpes de autor que son inconfundibles. Llevo muchos años sosteniendo esta atribución. El Cachorro y la Macarena están salidos de la mismas gubias o al menos dentro de un círculo muy cercano”. Tal y como recalca el escultor sevillano, el Cachorro supone el broche de oro de la escultura policromada del Siglo de Oro, “una Victoria de Samotracia en Crucificado, en la que encontramos una mano, un pulgar, ojos idénticos a la Macarena. El que ha policromado los ojos del Cachorro y el Cirineo de San Isidoro es el mismo que ha policromado los ojos de la Macarena. Y los ojos son una parte íntima y definitoria de la identidad de un artista. Están abocetados, son impresionistas y magistrales, le dan vida a la imagen. Esto reafirma mi teoría de que los ha hecho la misma mano”.
La hipótesis del prestigioso imaginero se apoya en la praxis, en la cercanía casi familiar a las imágenes de la Esperanza y al Cristo de la Expiración, al que conoció de cerca en el rescate artístico que siguió al incendio del templo de la calle Castilla que en 1973 calcinó la primitiva dolorosa del Patrocinio y dañó severamente al Cristo del Cachorro. “Yo estuve con los Cruz Solís cuando lo restauraron después del fuego y entonces lo tuve claro. Después llegué a una segunda certeza al analizar los ángeles y arcángeles del paso del Gran Poder, el Cirineo de San Isidoro, el San Antón del Silencio y al observar la imagen de un santo que se encuentra en el monasterio de Consolación de Utrera firmado por Ruiz Gijón”, señala Álvarez Duarte, que reconoce que “hay muchos cabos sueltos pero los golpes de gubia, la morfología de las orejas, el cuello, el paladar o la dentadura son similares entre el Cachorro y la Macarena. Son cosas que no he visto en otras tallas”.
Dentro de estas similitudes, el escultor sevillano incide de una manera especial en una nota común: “Los ojos de cascarilla policromados por detrás son idénticos entre todas estas imágenes. Los del Cachorro y los de la Macarena son semejantes. Como el Cristo de la Expiración, la Macarena no tiene los dos ojos iguales: uno es verdoso y otro gris y además tienen un ligero estrabismo”.   Álvarez Duarte también se detiene en esa desconocida relación entre el autor del Cachorro y el prolífico Roldán: “Tuvo que haber mucha más colaboración de la que hoy conocemos, una relación mucho más estrecha. Ahí está esa dolorosa del retablo del Sagrario que tiene fragmentos de parecido con la Macarena. Pero yo digo que sí pero no”. Entonces, ¿dónde están esos cabos sueltos  que unen la obra de tan grandiosos creadores? Pequeñas piezas sueltas vienen a reforzar la teoría del imaginero. Azares y avatares del patrimonio pusieron en manos de Luis Álvarez Duarte una cabeza de tamaño académico procedente de un retablo que hoy anda muy lejos de Sevilla. La cabeza de un santo con barba, tonsura y un inmenso hachazo en la cabeza, atribuida a Ruiz Gijón, revela numerosas analogías con la imagen de la Macarena, enseñándonos un perfil sorprendente por idéntico y ese cuello en V que caracteriza el suspiro de la Esperanza –la inconfundible tensión de sus cuerdas vocales– además de los imprescindibles ojos de cascarilla y un aire sospechosamente familiar con la antigua dolorosa de San Gil. También comparte unas orejas casi idénticas, tal y como revelan algunas fotografías realizadas durante la restauración a la que fue sometida por Francisco Arquillo en las que podemos apreciar el dibujo de un cogote muy similar al que se recorta en la cabeza de la Virgen y una barbilla poco prominente. Pero hay que detenerse también en el análisis de otras figuras secundarias en las que Luis Álvarez Duarte encuentra nuevas analogías. “El modelado de las manos de los angelotes del Gran Poder nos brinda otro dato muy importante. Suponiendo que las manos de la Macarena no sean originales, ¡qué casualidad que la uña está simulada y no tallada por completo! La uña está ahí pero sin detallarla. Las manos de los ángeles del Gran Poder son las manos de la Macarena”, sentencia el creador sevillano, que también alude a otras características secundarias, “como el entrecejo con el vello hacia abajo, que comparten con el Cachorro, el Cirineo, el San Antón, la Macarena y la Virgen de Roldán del retablo del Sagrario”, sin olvidar “los dientes superiores tallados”, que son una nota común a toda la obra de Ruiz Gijón al que con toda propiedad también se le atribuyen los evangelistas del paso del Cristo del Museo y dos angelotes recientemente redescubiertos que pudieron pertenecer al primitivo paso de las Tres Caídas de San Isidoro.
Todos estos datos vienen a reforzar la importancia artística del taller de Pedro Roldán, su influencia en otros creadores que participan de sus aportaciones estilísticas. Según recalca Luis Álvarez Duarte, “Ruiz Gijón, además de un fantástico imaginero, era un gran tallista y con cuatro golpes de gubia te podía resolver el pelo o las masas de las vestiduras. Lo podemos ver en el Cachorro. Tuvo que haber una conexión con Pedro Roldán más allá de su evidente admiración, una intensa relación de taller. Ésa es la clave. Hubo una relación grande. Roldán también da un modelado valiente, un resultado efectista en el que no se termina el pelo, se vuelan los paños: ése es el aire roldanesco que se perpetúa en Ruiz Gijón, al que su obra debió causarle una gran impresión, debió actuar como una auténtica revelación profesional”. El imaginero refuerza estos vínculos: “Nada se puede entender sin Roldán. Él es un gran innovador, y quizá no está valorado del todo. Rompe todos los esquemas. Ves a Duque Cornejo, a Ruiz Gijón, y ves a Pedro Roldán. Sólo nos queda desenroscar el vínculo que los unía…”.

El último gran creador del Barroco Pleno
Francisco Antonio Ruiz Gijón nació en Utrera en 1653. Trasladado a Sevilla desde muy pequeño, pronto inició su aprendizaje con el escultor Andrés Cansino y contrajo matrimonio con su viuda tras el fallecimiento de éste. Después, debió vincularse de alguna manera al prolífico taller de Pedro Roldán con el que le unen evidentes analogías estilísticas y formales. Autor de imágenes y figuras como el Cirineo de San Isidoro o los Evangelistas del paso del Cristo del Museo, mantuvo una notable trayectoria como retablista y consagró el modelo más universal de paso barroco al realizar las andas y los arcángeles del Señor del Gran Poder. Con el Cristo de la Expiración, el Cachorro de Triana, despide toda una época de genialidades. El del Patrocinio es el último gran crucificado del fecundo Siglo de Oro español.